Y me agito danzando el macabro folclore,
…me canso de risa,
reaniman cromáticos y vivos colores,
…arrojo confeti y ceniza.
¡Euforia! euforia y ambigüedad por doquier,
tambores, calaveras, estruendo al compás perforé,
con aullidos en la marcha fúnebre y la fiesta,
mujeres bellas desprenden feromonas a los amores,
en el carnaval de la muerte de mi abdomen,
epiteliales absorben en los túneles abductores
la nada del viento de las voces tenores
y grotescos ardores, punzante ballesta.
De esencia del engrudo yo hago dieta.
Entre el rojo, verde y negro,
plumas plata, células escupen fuego,
a media noche amargado me despierto,
no hay mas juego, despierto abierto y casi muerto,
con hormigueo en las yemas y el vientre desierto,
el corazón se embriaga,
en el botequín la mano inserto,
destapo mi brebaje viscoso,
que esnifo sucio y puerco,
retornando a la lluvia en blanquinegro.
Los ojos no entienden cuando la luz se desvanece,
aparece de repente el lenguaje del espontáneo,
puntitos rojos y puntitos verdes,
y cabalgando en desfile por el espacio, yo olfateo
el contenido de la botella,
que trenza mis entrañas y luego tambaleo,
metálicos matices de la música desenfreno,
me envuelvo en la fiebre de un mundo ajeno,
disipando el ardor y el punzante veneno,
bailando al son de la alegría,
venerando a los lujos,
en el carnaval de la muerte me duermo,
entre el rojo, verde y negro.
© El carnaval de la muerte,PAAB.